Ed Sheeran no lo sabe, pero cada vez que vuelo despega conmigo.
Lo nuestro empezó cuando vivía en Australia. Durante una época, me entró un miedo terrible a volar (o más bien a morir), y escuchar sus canciones durante el despegue me ayudaba a calmar. Pronto se convirtió en ritual, y siete años después aún sigue conmigo.
Primero ‘I’m a Mess’, después ‘Tenerife Sea’, y después ‘I See Fire’. Ya van cientos de vuelos, y siempre es la misma frase la que me abraza:
“Should this be the last thing I see, I want you to know it’s enough for me.”
Si esto fuera lo último que viese, quiero que sepas que para mí es suficiente, me canta al oído. Y yo me derrito. Suelto y respiro. Miro por la ventana (o cierro los ojos si toca pasillo) y hago un auto-chequeo:
Si esto fuera lo último que viese, ¿sería suficiente?
Por dentro y por fuera.
¿Estoy orgullosa de lo que estoy siendo?
Hoy y cada día.
¿Qué cambiaría de esta mi vida?
¿Qué quiere mi niña interior que aún no le he dado?
¿Qué miedos me frenan de ser yo sin barreras?
Este auto-chequeo lo aplico a menudo, no solo al volar. También al hablar y al escribir. Si estas fueran mis últimas letras, ¿sería suficiente?. La diferencia entre esta pregunta y la perfección está en la intención, en el sentir. No intento que lo que hago sea perfecto, solo quiero que sea real. Que cuando lo leas sientas lo mismo que yo al teclear; pura pasión y fuego interior. Amor por la vida y presencial total. Algo celestial.
¿Sabéis por qué nos tiramos en paracaídas?¿Por qué hay enfermedades que nos cambian la vida y giros de volante que son nacimientos?
Porque nos acercan a esa sensación. La de estar aquí y ser uno con la vida. La eterna fusión. Impermancencia. Nos cogen la cara, nos miran de frente y nos gritan sin filtro que basta de atajos, que a vivir se aprende jugando. Que el camino más corto seduce a la mente pero no al corazón. Que la llave maestra de la verdad se va revelando conforme andamos, y que la única forma de que esa llave entre en la cerradura es vivir con ternura. Ser vulnerables. Llorar cuando duele y reír sin taparnos. Dar sin esperar y dejar de intentar. Pasar a la acción. Meditación.
Sé que tengo tendencia a hablar de la muerte; es porque creo con fuerza que tenerla presente es la única forma de vivir de frente. Nunca olvidar que aquí estamos de paso, hacerse preguntas constantemente y dar gracias al cielo llueva, nieve o truene.
Hoy os escribo desde Valencia. He venido a la boda de mi prima, que es también mi hermana y mejor amiga. Mucha ilusión.
Ay, terreta.
Estar aquí es despertar, distancia y hogar. Eterna dualidad. Ser de aquí y a la vez no pertenecer. Irse y siempre volver, cada vez más distinta y a la vez más yo misma. Crecer hacia atrás. Repetirme sin pausa que “home is wherever I’m with you”, you siendo yo. Y que hogar no es un lugar, es un sentimiento, y mientras te aceptes y mires adentro no lo habrás de buscar, será solo estar.
Pregunta:
¿Cuál es vuestra canción ritual que os devuelve a la calma?
Os mando un abrazote calentito con aroma a mar💙.
Cuidaros mucho, y nunca dejéis de vivir como si fuerais a morir mañana.
Con amor,
Elena x
Pd. en el episodio del podcast de esta semana nos subimos abordo del flujo vital más poderoso: el Propósito. No os lo perdáis:
Y si queréis ser parte del primer Encuentro Positivamente Presente en Valencia, podéis uniros aquí.
En general me gusta la música de Siddhartha, Su canción memoria futuro, (y en general todas) me vuelven a la finitud del ser que soy, me hacen sentir viva.
Mi canción de apoyo es Stand by me, me ofrece ilusión y ganas de compartirme con los demás.
No siempre vivo recordando que estoy de paso pero si vivo intentando ser buena persona y dejar constancia de mis sentimientos a quien me rodea, quizás me falta escucharme más para darme también a mí lo que necesito. Trabajo para ello y llegaré a lograrlo, seguro.