Empecé a meditar en un momento de mi vida en el que me sentía sola y perdida.
Era 2017, acababa de volver a Valencia tras 3 años viviendo en Australia, y tenía una sensación constante de no saber dónde estaba, qué quería, ni tampoco a dónde iba.
Quería sentirme en casa, en mi piel y en mi ciudad, pero no lo conseguía. Y llegó otro cambio inesperado que no había anticipado:
-“Creo que Valencia no es mi sitio. ¿Buscamos algo por Europa?”, me dijo Rowan.
-“Vale. Donde quieras menos Londres”, le dije.
Un par de meses y maletas después, aterrizábamos en la ciudad a la que siempre había temido y que acabó siendo mi hogar durante 6 maravillosos años. Allí aprendí una de las lecciones vitales que más me han hecho crecer:
El sol se lleva dentro.
En la vorágine de tanto cambio, mi corazón pedía un ancla. Un lugar seguro en el que conectar con esa calma interior que cuando todo tiembla fuera, te recuerda lo esencial: aquí dentro siempre hay paz.
Y empecé con la misma curiosidad con la que un niño empieza a andar. Primero tres minutos, luego cinco, luego siete, once, veinte, y así hasta hoy.
Más de dos mil quinientas meditaciones después, formaciones en India y EE.UU., tres mudanzas de país, una separación, y una práctica que nunca me deja de sorprender, he entendido a qué se refería Sylvia Boorstein cuando dijo que:
“La meditación no nos cambia la vida. La vida sigue siendo tan frágil e impredecible como siempre. La meditación cambia la capacidad del corazón de aceptar la vida tal y como es.”
Eso es lo que lo transforma todo:
Aceptar.
Que la vida es un flujo constante de cambio y transformación. Y o te abres a sentir o te aferras a resistir. La primera es vivir; la segunda es sufrir.
Podría escribir un libro -y un día lo haré- sobre la esencia de quién soy gracias a la meditación. Pero hoy me vais a permitir hacerlo usando las palabras del gran maestro Ram Dass. Por favor lee hasta el final:
Más allá de todas las polaridades, Yo Soy
Deja que los juicios y opiniones de la mente
Sean juicios y opiniones de la mente
Tú existes más allá de esoDe verdad ha llegado el momento de que veas
La absurdidad de tu propio dilema
No eres quien pensabas que eras
Simplemente no eres esa personaY en esta misma vida
Puedes saberlo
Ahora mismo
El verdadero trabajo que tienes que hacer
Es en la intimidad de tu propio corazónTodas las formas externas son preciosas
Pero el verdadero trabajo
Es tu conexión interiorSi estás en silencio cuando meditas
Si realmente abres tu corazón
Solo aquieta tu mente
Abre tu corazón
Aquieta la mente, abre el corazón¿Cómo aquietas la mente? Meditas
¿Cómo abres el corazón?
Empiezas a amar aquello que puedes amar
Y simplemente sigues expandiéndoloAmas a un árbol
Amas a un río
Amas a una hoja
Amas a una flor
Amas a un gato
Amas a un ser humanoPero ve más y más profundo en ese amor
Hasta que ames aquello
Que es la fuente de la luz detrás de todo
Detrás de todo
No te quedas adorando la puerta
Vas al templo interiorTodo lo que hay en ti que no necesitas
Puedes dejarlo ir
No necesitas la soledad
Porque en realidad nunca podrías estar solo
No necesitas la codicia
Porque ya lo tienes todo
No necesitas la duda
Porque ya sabes la respuestaLa confusión dice:
«No lo sé»
Pero en el momento en que estás en silencio
Descubres que, en realidad, sí lo sabes
Porque en ti, tú sabes
Plano tras plano se abrirá ante ti
Quiero saber quién soy realmenteComo si en cada uno de nosotros
Hubiese habido alguna vez un fuego
Y para algunos de nosotros
Parece que ahora solo quedan cenizas
Pero cuando escarbamos en las cenizas
Encontramos una brasaY con mucho cuidado avivamos esa brasa
Soplamos sobre ella, y se vuelve más brillante
Y de esa brasa reconstruimos el fuego
Lo único importante es esa brasaEso es lo que tú y yo estamos aquí para celebrar
Que aunque hemos vivido nuestras vidas completamente absorbidos por el mundo
Sabemos
Sabemos que somos del espírituLa brasa se fortalece
La llama empieza a titilar
Y pronto te das cuenta de que todo lo que vamos a hacer hasta la eternidad
Es sentarnos alrededor del fuego
Sit around the fire. Jon Hopkins, Ram Dass, East Forest.
De esto va este camino. De volver a recordar que tienes un fuego interior que solo quiere que lo avives. Donde habitan las respuestas que agrandan tu corazón. Donde está el final del miedo y una vida en expansión.
Aviva la brasa. Enciende tu fuego.
Las respuestas ya las tienes dentro.
Con amor,
-Elena.
Elena, tus palabras han llegado en el momento indicado, abriendo un paso luminoso entre la confusión que me habitaba estos días. Agradecida por tanto foco y claridad. Espero poder ir el próximo verano y compartir ese encuentro. Un gran abrazo!